En las profundidades del Infierno, vivía una súcubo llamada Momorina. Su belleza y voz eran tan hipnóticas como letales, disfrutaba del tormento que infligía a los hombres que sucumbían a la avaricia, el orgullo y el deseo desmedido. Pero todo cambió el día que conoció a un hombre que despertó en ella el deseo de amar. Por primera vez, la súcubo comenzó a cuestionar su naturaleza y dejó de verlo como una presa.

Sin embargo, el corazón humano es un terreno frágil y lleno de inseguridades. No podía aceptar plenamente que un ser demoníaco pudiera amarle de verdad. Su miedo y desconfianza empezaron a manifestarse en palabras hirientes y actos que rompieron el corazón de Momo. Traicionada y consumida por la desesperación y locura, dejó de distinguir entre humanos y sus propios congéneres demoniacos y los atacaba por igual. Finalmente, fue sometida y enviada a un abismo desértico, lleno de demonios hostiles sin raciocinio que podrían poner fin a su trágica existencia. 

Tras luchar día tras día sin descanso y al borde de sus fuerzas, Momo tomó una decisión desesperada. Con la intención de liberarse de la tristeza y debilidad que atribuía al amor, se arrancó literalmente el corazón, transformándolo en un frágil corazón de cristal. El esfuerzo fue tan extremo que antes de destruirlo con sus propias manos, perdió el conocimiento desangrándose. En ese instante, un demonio apareció para darle el tiro de gracia, pero algo extraordinario ocurrió. 

De su corazón de cristal emanó una energía que dio forma a una entidad, sellando a Momo en su interior para protegerla. Surgió un íncubo pelirrojo que, sin detenerse a cuestionar su existencia, luchó con ferocidad, asegurándose de que ella pudiera descansar y recuperarse de sus heridas. Los años transcurrieron, Momo y el íncubo al cual llamó Herz, turnaban sus días para sobrevivir juntos en el exilio. Ambos podían comunicarse al hablar mediante el collar. 

Un día, Momo se encontró de frente una puerta misteriosa, de la cual provenía una voz que repetía si alguien al otro lado podía escucharla y deseaba salir. Sin dudarlo, Momo abrió la puerta del portal y cruzó, encontrándose cara a cara con una nekomata de cabello rosa, cuya expresión de miedo y sorpresa eran evidentes, presentándose ella misma como Evelyn. Actualmente, Momorina considera a Evelyn como una figura materna y permanece a su lado en el Royal Café con lealtad. Ella es plenamente consciente de Herz y viceversa. Ha aceptado todo lo sucedido como una segunda oportunidad para vivir en paz, pese a sus crímenes en el plano terrenal y demoniaco.