Un joven mayordomo soñaba con ser cantante, pero al no saber como triunfar se endeudó con un prestamista.

Como última oportunidad, fue enviado al Royal Cafe, donde descubrió que el verdadero poder de la música está en conectar con las emociones del público.

Su actuación cautivó a todos, y el prestamista, impresionado, le perdonó la deuda y lo ayudó a avanzar en el mundo musical.

Aún trabajando como mayordomo, el joven sigue cantando en el café, habiendo encontrado la forma de llegar al corazón de las personas.

El prestamista se llamaba Dranael.